JOAQUÍN FURRIEL y ALEJANDRO AWADA en medio de la nieve.

Protagonizada por JOAQUÍN FURRIEL, SOLEDAD VILLAMIL, ALEJANDRO AWADA, MARÍA MARULL y las participaciones de VÍCTOR LAPLACE y PATRICIO CONTRERAS, UNA MUERTE SILENCIOSA es la historia de un hombre de muy pocas palabras, que ha superado una tragedia personal y, sorpresivamente, se enfrentará a otra. También director de EL HIJO y LA IRA DE DIOS, SEBASTIÁN SCHINDEL cuenta que provocar que el espectador intente estar por delante de la narración, urdiendo planes de lo que viene, es lograr la combinación perfecta para un thriller.

Es difícil…

Lo más difícil es: ¿qué pistas doy sin ser demasiado obvio?, ¿cómo encontrar ese equilibrio para que las sorpresas funcionen dentro de un marco de coherencia? Y no solo el who do it vacío de un Sherlock Holmes o Agatha Christie, sino un profundo drama con dilemas morales que los personajes no pueden resolver, como nos pasa a nosotros en la vida misma. Una película donde haya una tragedia más extrema y entonces combine esos dos elementos.

¿Cuál fue el disparador del relato? Hay muchas subtramas, ¿cuál fue la primera?

Acá el mérito es de los productores HORI y ESTEBAN MENTASTI. Ya es la cuarta película que hacemos juntos. Es una idea de ellos, no mía, leí el guion y lo que le faltaba tenía que ver con ese drama al que antes me refería. Eran personajes muy perturbados, con un pasado oscuro, pero que no se entendía cuál era. Entonces, como parte de mi trabajo de dirección, mostré ese pasado oscuro: por qué están perturbados, qué es lo que ocultan, qué es lo que callan y cómo ese pasado tiene ecos directos con la tragedia del presente que estamos presenciando.

Volviste a trabajar con JOAQUÍN FURRIEL…

Sí, me encanta trabajar con él, se convirtió en un amigo. Esta es la tercera película que hacemos juntos, hace más de diez años que nos conocemos. A los actores, especialmente a los protagónicos, siempre me gusta tratar de correrlos de los lugares habituales, darles algún twist, algo distinto. Porque realmente son actores famosos que trabajan mucho, entonces darles un valor agregado a su trabajo para que el espectador los vea haciendo algo nuevo, algo distinto. Con JOAQUÍN, en este caso, por ejemplo, en su caracterización, analicé mucho sus looks en distintos personajes pasados, para que fuera totalmente distinto. Es algo que disfruto mucho. Después, el tono de la actuación, trabajar la mirada, lo que le pasa… Esto mismo lo pensé con el personaje que interpreta AWADA maravillosamente. O sea, le digo: Ale, te vimos en esta producción, en esta y en esta otra. Ahora te quiero ver distinto, ¿no?  Y buscó construir algo distinto. Estábamos empezando a trabajar en la película, se había estrenado hacía poco IOSI, y le dije: Tu personaje es excelente. Tenían algún punto en común, conceptualmente, el personaje de IOSI con este. Me encanta todo lo que hizo, un papel propio, original, quedó muy bien.

Otra escena de UNA MUERTE SILENCIOSA

En EL PATRÓN, con JOAQUÍN FURRIEL no había esa amistad

No, fue evolucionando con los años, como nuestro vínculo de actor-director. EL PATRÓN, para mí, era una ópera prima, para él prácticamente también en lo cinematográfico. Tenía una gran carrera, pero en cine había hecho muy poquito. Entonces fue un desafío, no había tanta confianza y, bueno, fue un salto al vacío de los dos, que nos salió muy bien. En EL HIJO quizás tuvimos un poquito más de roce, también era un personaje muy al borde, muy moral. No porque tuviera problemas morales, yo quería que la interpretación fuera imprecisa y que el espectador dudara del protagonista, que no supiera si era buen o un mal tipo. Ahora hay una confianza de uno en el otro, totalmente cimentada, los dos confiamos mucho en el otro. Confío en su mirada, en su talento. Si él me dice algo, le tengo que prestar mucha atención, y viceversa, la pasamos muy bien trabajando juntos.

¿Cómo fue rodar en el sur?

Hubo complicaciones, pero es mi sexta película de ficción y es el rodaje que más disfruté. Fue un rodaje cien por ciento realizado en la Patagonia. Nos mudamos allá, a lugares muy remotos. Hicimos base en San Martín, donde filmamos solo un día. El resto lo filmamos a treinta, cuarenta kilómetros de San Martín, en medio de la montaña, en el lago hermoso, en la nieve, donde no hay señal de celular, donde cuando nevaba había que volver esos cuarenta kilómetros a velocidades muy, muy bajas por precaución, por la ruta cubierta de hielo. Para mí y para todos, equipo técnico, elenco… era estar aislados, en permanente contacto con la naturaleza, en una película que pasaba en invierno, con muchísimos exteriores. De las seis semanas de rodaje, hubo dos semanas completas de exterior noche. O sea, filmando toda la noche, en mitad de la montaña, la semana que nos tocó hacer la secuencia de lo que sucede la noche de la tragedia, fue una semana entera de rodaje, porque hay muchos puntos de vista, pasan muchas cosas. Y cuando llegamos, nevaba y hacía un frío tremendo. No había dónde esconderse.

Venís de dirigir una comedia, otra cosa. Y ahora, un thriller de nuevo.

El thriller me gusta mucho, a veces, es un género que es una carcasa. No es un fin en sí mismo, es un medio. EL PATRÓN también tiene algo de policial, de película de juicio. O LA IRA DE DIOS también tiene algo de thriller. Crímenes de familia, una tragedia tremenda, pero también tiene algo de película de juicio y de misterio, de descubrir qué pasó y quién fue. Pero yo creo que esos son, como te digo, medios. Son carcasas para contar un drama humano. Un conflicto con el cual todos nos podamos sentir identificados.

SEBASTIÁN SCHINDEL

¿Haciendo comedia también te divertís?

Sí, esa comedia también tenía un toque de policial. Hay un misterio que resolver, es algo que me gusta mucho, porque ese acento mantiene enganchado al espectador, es como la zanahoria para que el burro vaya hacia adelante. Descubrir el misterio es lo que ayuda a que el espectador avance y tenga ganas de ver la película, que esté siempre atornillado a la butaca o en la punta de la butaca, porque quiere saber cómo termina, cómo se resuelve. Yo disfruto mucho el género como medio. Como medio para contar equis historias. Todo el cine me gusta. Me siento cómodo en este formato.

UNA MUERTE SILENCIOSA fue el primer estreno de 2025…

Estoy muy contento de volver a estrenar en cine, porque mis tres películas anteriores fueron directo a plataformas, por cuestiones del mercado, por cuestiones de la pandemia, porque el mercado del cine va cambiando permanentemente… Argentina, tristemente, tiene dificultades enormes, en este momento lo estamos viviendo para la industria del cine. Así que volver a tener un estreno en cine y un estreno importante, es un sueño.

¿Estás trabajando en algún proyecto?

Estoy trabajando en un proyecto potentísimo, muy interesante.

EL PATRÓN, RADIOGRAFÍA DE UN CRIMEN (2014)

¿Hay plataforma detrás?

No, por ahora no. Sin duda, las plataformas actualmente son el principal medio de exhibición del cine. O sea, hoy es la ventana del cine. ¿Cuánta gente la va a ver en  sala? ¿Cuánta gente la verá en su casa? La plataforma te permite estar en todo el mundo. A veces pasa, pero hay que poder combinar las dos cosas, que pase por el cine y que después vaya a la plataforma. Ese es el ideal que estamos logrando con esta película.

¿Tu nuevo proyecto es una película de género? ¿Podés adelantar algo?

Es de género, pero estoy probando algo totalmente nuevo. Un lenguaje distinto a lo que estoy acostumbrado a hacer. Un guion que me tiene muy contento y del que ya hace poquito se terminó la quinta versión, muy avanzada. La circulé entre colegas y amigos, y funciona muy bien. La película se llama DIARIO DE ROSARIO. Es sobre una novela que está basada en un hecho real.

Por Rolando Gallego