IVÁN FUND con su Oso de Plata, en Berlín.

¿Alguien del INCAA o de la Secretaría de Cultura se comunicó con ustedes tras recibir el premio?

No, brillaron por su ausencia.

¿Recibieron algún tipo de apoyo para viajar a Berlín?

No, para nada.

Sin palabras. Centrémonos en la película ¿Cómo llegaste a hacerla?

Venía con ganas de contar la historia de una nena que tiene el poder de comunicarse con los animales y su tutora, que iban por ahí, haciendo una especie de mininegocio con este don del personaje.

La idea disparadora era ver cómo a un personaje con un don tan especial le alcanzaba apenas para buscarse la vida y ganársela con las monedas contadas… sobreviviendo, para llegar a fin de mes.

Quería volver a trabajar con MARCELO SUBIOTTO y MARA BESTELLI, con quienes nos hicimos muy amigos, diría que nos hicimos familia, cuando trabajamos en PIEDRA NOCHE. Nos queremos y admiramos mucho, sobre todo, nos gusta estar juntos, así que había que encontrar la forma de volver a hacer algo cuanto antes. Una vez que el proyecto empezó a tomar forma, fueron grandes promotores, se sumaron, empujaron muchísimo y son grandes responsables de que yo también haya tomado la determinación de decir “vamos a hacerlo como sea”, aunque no hubiera más apoyo del INCAA. Entonces fue una decisión bastante mancomunada con el elenco y el equipo, de decir, “bueno, vamos para adelante igual”.

¿Cómo lo lograron?

La película se presentó en el foro de coproducción de San Sebastián en 2023, le fue bastante bien al proyecto y surgieron posibilidades para alguna coproducción. Luego pasó lo que pasó y, al no haber más apoyo en el Instituto, era inviable articular alguna coproducción de la manera más orgánica, porque se iba a dilatar mucho, iba a quedar en una zona muy incierta largo tiempo. Entonces, pensamos: “Démosle bola a la urgencia que tenemos de expresar esta historia y de hacer la película. Vamos, somos pocos, pero buenos”. Encontramos un hueco, en febrero del año pasado, con la mínima estructura para darle curso. [Coproducción de IVÁN FUND, Rita Cine e Insomnia Films –que ya produjeron VENDRÁN LLUVIAS SUAVES y PIEDRA NOCHE– por Argentina, con las productoras españolas Amore Cine, Pan España Cine, Blurr Stories y Animista Cine de Uruguay].

Una niña, interpretada por ANIKA BOOTZ, es capaz de comunicarse con los animales

¿Cuántos días tuvieron de rodaje?

Estuvimos menos de dos semanas, creo que trece días, filmando. Éramos pocas personas, poco tiempo, pero muy enfocados. Era algo muy celebratorio, porque de verdad teníamos muchas ganas de hacerlo, mucha necesidad de estar ahí y, en medio de todo este lío, sentir que estábamos juntos y que podíamos seguir filmando y encontrándonos. Era algo que nos daba mucha energía y que, yo creo, algo de eso también, finalmente, encontró su paralelismo en la historia de esos personajes que van tratando de sobrevivir y de rescatar algo de esa magia, del don de esa nena. Como diría MARCELO, también citando al amigo ESPINOZA: “Reunirse de esos afectos alegres hizo que las cosas funcionaran”.

Fue una cofradía bastante familiar y de amistades. Más de la mitad del equipo son grandes amigos, con los que he laburado mucho tiempo, y más de la mitad son directores, también. Es muy interesante, era como un dream team poder laburar con todos ellos.

¿Y ANIKA BOOTZ, la niña protagonista?

Es mi hijastra, vivo con ella desde que tiene dos años. Es la hija de BETANIA CAPPATO, mi compañera, quien hace el personaje de su madre en la película y también es la diseñadora de vestuario.

¿Por qué en blanco y negro?

Un par de días antes, mientras estábamos en la preproducción, empezando a pensar y ver las locaciones, apareció la idea del blanco y negro como una necesidad expresiva que tenía la historia de estar envuelta en el imaginario del cine. Se va construyendo todo en simultáneo, siempre con la idea esencial de la película, pero sabiendo que todo lo que lo rodea o cómo se va a configurar esa imagen puede cambiar, siempre en pos de esa cosa genuina o de esa emoción, de esa verdad que pueda aparecer. Y en esa línea, también, fue el trabajo con GUSTAVO SCHIAFFINO [DF de la película], en relación a la imagen.

¿Cómo sería eso?

Utilizando el blanco y negro como un atajo hacia ese mundo del cine, hacia esas imágenes de las películas americanas de los 60 o los 70, a las que un poco de ese paisaje también remitía. La película tenía que tener, por un lado, una pata muy firme en la realidad contemporánea argentina, casi documental, en el tono de trabajo con los actores y demás; pero por otro lado, eso tenía que convivir con un trazo más definido y grueso, más arquetípico, si se quiere, de ese imaginario del mundo del cine.

MARCELO SUBIOTTO, en un rol entrañable

¿Hubo muchos ensayos?

No había una verdadera distancia entre lo que había que interpretar enfrente de la cámara y lo que estaba pasando detrás. A mí me importa, siempre, que el clima de trabajo se replique bastante en la película. Que no haya una distancia concreta entre la acción y el corte, y que todo sea parte de ese clima, que todos estemos habitando un poco ese viaje de la película. En ese sentido, me sirve filmar pocos días, porque se puede preservar una atmósfera como de vacaciones, en el mejor de los sentidos, como de una concentración y un viaje, en el que todos  estamos muy atentos a lo que pueda ser pertinente para la película y para proteger ese clima.

¿Cómo pensaste la convivencia entre lo pragmático y lo fantástico?

A mí me encanta la idea de esas dos aguas: el terreno de lo documental con el terreno del mundo del cine. Para mí, el mundo del cine representa lo fantástico y, en ese movimiento, la idea era más que desacralizar lo fantástico, sacralizar lo mundano. Dar toda la vuelta para entender que esa cosa más trascendental, con la que ellos dicen tener contacto, también está presente en esos gestos super pedestres, cotidianos… una especie de fe, como se ve en el cine de ROSSELLINI, ¿no?, esa espiritualidad o esencia trascendental de las personas que quieren creer.

¿Para vos es importante creer?

Sí, absolutamente, creo que el cine es un espacio para creer, por eso lo atesoro tanto, lo defiendo y trato de protegerlo para que uno pueda permitirse creer también. Hay uno de los ochenta y dos consejos que le da GURDJIEFF a su hija, que dice: “Si no la tienes, imita la fe”. Yo creo que hay algo de ese movimiento de la creencia o del acto de fe que está directamente relacionado con lo celebratorio del misterio de la existencia, hay algo de eso que para mí es muy importante, creo que el cine ocupa ese lugar en mi vida.

MARA BESTELLI, coprotagonista de EL MENSAJE

De hecho la película se titula EL MENSAJE

Ojalá ese mensaje, como en la película, sea ese acto de presencia… Me interesaba que fuera: “Estamos acá, estamos en este lío, y nos tenemos los unos a los otros para ver cómo le encontramos la vuelta”.

Super esperanzador…

KAURISMAKI decía que cuando está todo perdido, no hay lugar para el pesimismo… En mi naturaleza, soy optimista. No tengo opción, creo que el cine, por lo menos el que a mí me convoca y me interesa hacer, tiene que ver con eso… No importa cuán devastadora sea la realidad que estés expresando o la angustia de los personajes o cómo se presenta ese mundo, creo que el cine tiene la responsabilidad y el deber de mostrar siempre una salida… aunque sea, proponerla, adivinarla. Por naturaleza, una película tiene que ser vigorizante, por más que estés describiendo el mundo de mierda en el que estamos.

Por Julieta Bilik