
FERNANDO AYALA debuta en la dirección con dos cortometrajes: EL TRASANDINO DEL NORTE (1949) y VUELO 300 (1950), una suerte de docuficción institucional sobre Aerolíneas Argentinas, que presentaba al público la flamante aerolínea de bandera. Su primer largometraje, AYER FUE PRIMAVERA (1955), sobre guion de RODOLFO TABOADA, se estrena a pocas semanas de la así llamada “revolución libertadora”, y cuenta la historia de un hombre que sospecha que su difunta mujer lo engañaba antes de morir. La trama juega con la percepción del espectador, escatimándole información y resolviendo cada intriga con flashbacks que agregan nuevos elementos a escenas ya vistas. Desde su opera prima, AYALA ofrece una narración sólida y un manejo certero y creativo del lenguaje cinematográfico.
Su segundo largometraje, una de las grandes obras del cine argentino, es tal vez la representación más pura del cine negro que se haya hecho en nuestro país. LOS TALLOS AMARGOS (1956) se basa en la novela homónima de ADOLFO JASCA, pero AYALA logra contar la historia con un lenguaje propio, poniendo la fotografía, el montaje y, sobre todo, la música al servicio de la trama. La escena en la que el protagonista logra escuchar una conversación ajena durante el solo de percusión de una orquesta, cuando los estridentes instrumentos de viento dejan de tocar, desemboca en un malentendido determinante en la resolución de la historia. RICARDO YOUNIS, director de fotografía del film, cuenta en una entrevista televisiva que [LOS TALLOS AMARGOS] “me dio muchas posibilidades: la ambientación, el lugar de filmación, el gordo AYALA, que rayaba por sus mejores momentos. Está muy bien filmada en cuanto a la perfección en la continuidad visual. Todo eso hace que haya una armonía, porque la fotografía de la película permanentemente está ubicada donde debe estar”.
En 1957, AYALA rueda UNA VIUDA DIFÍCIL, ambientada en la Buenos Aires colonial. El film cuenta la historia de amor entre Mariano (ALFREDO ALCÓN), que finge ser el culpable de un asesinato para ser temido y admirado por la sociedad, e Isabel (ALBA ARNOVA), una viuda que decide casarse con el supuesto criminal para salvarlo de la horca.

Las políticas económicas de la nueva dictadura no tardaron en desembocar en una gran crisis, a la que la industria audiovisual no fue ajena. Para ese entonces, AYALA se asocia con su amigo HÉCTOR OLIVERA, y juntos fundan la productora Aries Cinematográfica Argentina. Cuenta OLIVERA que “en el año 56 nos dijimos: ‘la revolución libertadora ha anulado toda la legislación cinematográfica de la época de Perón. No hay trabajo. Pero sabemos que va a haber una nueva ley de cine muy generosa. Hagamos nuestra propia compañía’ […]. Y así se constituyó Aries”. La sociedad AYALA-OLIVERA se mantendrá por cuatro décadas. La película inaugural de Aries será EL JEFE (1958), basada en una novela de DAVID VIÑAS, con producción de OLIVERA y dirección de AYALA, sobre una banda de gangsters, con la Buenos Aires de los años 50 como telón de fondo. EL JEFE supuso un gran éxito de taquilla. La dupla AYALA-OLIVERA vuelve a trabajar con VIÑAS, en EL CANDIDATO (1959), un drama sobre la corrupción política argentina. SÁBADO A LA NOCHE, CINE (1960) fue una original comedia sobre la cinefilia porteña que, a pesar de su intención popular, resultó un fracaso de taquilla.
En 1963, AYALA realiza PAULA CAUTIVA, fiel reflejo del clima social del posperonismo, basada en un cuento de BEATRIZ GUIDO. Al igual que en sus guiones filmados por TORRE NILSSON, la inconfundible pluma de la autora aflora en cada secuencia. Escenas de jóvenes argentinos burgueses, paseando con norteamericanos por Buenos Aires y hablando inglés entre ellos evidencian, con sarcasmo, el cipayismo y decadencia propios de esa clase. Con argumento de OLIVERA, en 1964 se estrena PRIMERO YO, film sobre la enturbiada relación entre un padre joven, su hijo veinteañero y la novia de este. CON GUSTO A RABIA (1965) fue la última aparición en cine de MIRTHA LEGRAND. La democracia de Illia le permitió a AYALA retratar en ella la violencia exacerbada y el antisemitismo de las juventudes de derecha. Este film tampoco tuvo el éxito esperado.

Los sucesivos fracasos de taquilla de Aries impulsaron a la dupla AYALA-OLIVERA a producir una serie de comedias alejadas de toda crítica social o reflexión política, entre las que destacó la “trilogía del profesor”, gran éxito con LUIS SANDRINI. Una excepción fue LA FIACA (1968), amarga comedia con argumento de RICARDO TALESNIK, en la que un empleado de oficina decide repentinamente faltar a su trabajo. La historia retrata una desesperante realidad: la imposibilidad de ganarle al sistema; y genera una fuerte identificación en el espectador promedio. En un film rodado casi en su totalidad en un departamento, AYALA se las ingenia para desplegar audacias visuales como la de filmar al protagonista a través de unas barras para simbolizar la cárcel en la que se siente el personaje. TALESNIK volverá a trabajar con AYALA en un registro muy similar en LA GUITA (1970), comedia costumbrista en episodios, sobre la relación de las clases populares con el dinero.
En 1970, AYALA y OLIVERA encaran la producción de LOS CAUDILLOS, film sobre el caudillo riojano CHACHO PEÑALOZA. El proyecto es rechazado por el gobierno de ONGANÍA. La dupla no se deja amilanar y comienza a filmar ARGENTINO HASTA LA MUERTE (1970), épica ambientada en la Guerra del Paraguay, aprovechando el centenario del hecho, con actores, vestuarios y decorados del film rechazado. OLIVERA consiguió apoyo del ejército y AYALA delegó en él la dirección de las escenas bélicas, debido a su formación militar.
En 1972, AYALA y OLIVERA dirigen juntos ARGENTINÍSIMA,documental musical filmado en paisajes naturales de distintas provincias argentinas, con la participación de ATAHUALPA YUPANQUI, JORGE CAFRUNE y todas las figuras relevantes de la música folklórica de la época. El éxito de este film los llevó a realizar, otra vez juntos y en el mismo registro, ARGENTINÍSIMA 2 (1973) y EL CANTO CUENTA SU HISTORIA(1976). Un año antes, AYALA rodaba TRIÁNGULO DE CUATRO (1975), sobre guion de MARÍA LUISA BEMBERG, que trató las frivolidades e hipocresías de los matrimonios de clase media con una perspectiva de género inédita en el cine argentino, que la autora imprimiría en sus futuras realizaciones.
Curiosamente, la censura y la prohibición de artistas que trajo el golpe militar de 1976 no afectó la continuidad de la producción de Aries. Ya sin tratar temas históricos ni políticos, AYALA se limita a la realización de un puñado de dramas sociales que abarcan temas de cierta neutralidad, como el ejercicio de la medicina (LOS MÉDICOS, 1978), el alcoholismo (DESDE EL ABISMO, 1980) o la maternidad (DÍAS DE ILUSIÓN, 1980). Solo en el contexto del debilitamiento del gobierno militar, después de la derrota en la Guerra de Malvinas, fue posible el estreno de PLATA DULCE (1982), comprometidísima comedia sobre la bicicleta financiera de MARTÍNEZ DE HOZ, que caló hondo en la conciencia de un país que comenzaba a despertarse. “Nunca nos imaginamos que nuestra película le daría el nombre a la política económica de la primera etapa de la dictadura”, cuenta OLIVERA, autor del argumento, en su autobiografía Fabricante de sueños. Un año después, EL ARREGLO (1983) pintaría con maestría el costumbrismo del conurbano bonaerense, la hipocresía y el “aspiracionismo” de las clases populares y la corrupción de la obra pública en el ocaso de la dictadura. Verdadera obra maestra, cuenta la historia de un hombre de familia que se niega a participar de una coima colectiva a un capataz para que le provea ilegalmente la instalación de agua corriente.

El cine que AYALA realizó en democracia continuó abordando temáticas duras, aunque alejadas de la complejidad de sus films anteriores. En este período se estrenan PASAJEROS DE UNA PESADILLA (1983), SOBREDOSIS (1986), EL AÑO DEL CONEJO (1987) y DIOS LOS CRÍA (1991). Falleció en septiembre de 1997, a los 77 años de edad, dejando un legado de treinta y seis largometrajes que configuran una filmografía imprescindible en la historia del cine argentino.