LAURA CASABÉ chequea una toma.

Tras LA VALIJA DE BENAVÍDEZ, LOS QUE VUELVEN y el documental ÁLBUM DE FAMILIA, LAURA CASABÉ presenta LA VIRGEN DE LA TOSQUERA, estrenada en la sección World Cinema Dramatic de la edición 2025 del Sundance Film Festival. “Enviamos un corte preliminar y estaba segura que no entraríamos. Cuando lo hicimos, se sintió surrealista. Muchas películas que me encantaron cuando era adolescente se estrenaron en Sundance, y ahora la nuestra también estaba allí. Fue increíble”, dice la directora.

LA VIRGEN DE LA TOSQUERA tiene guion del director BENJAMÍN NAISHTAT (ROJO, PUAN) y está basado en los cuentos de la escritora MARIANA ENRÍQUEZ, el que da nombre al film y “El Carrito”, ambos incluidos en su libro Los peligros de fumar en la cama.

La película es un proyecto global, coproducción entre España, Argentina y México. Participan Mostra Cine, Ajimolido Films, Caponeto y Mr. Miyagi Films, cuyos productores, DAVID MATAMOROS y ÁNGELES HERNÁNDEZ, recibieron el proyecto durante el Foro de Coproducción de San Sebastián. Fans de la obra de  MARIANA ENRÍQUEZ y conocedores de LAURA CASABÉ, tras su premio debut en el Festival de Sitges por LOS QUE VUELVEN, pronto acordaron participar con los equipos argentino y mexicano. Filmax tomó los derechos internacionales para completar la configuración.

DOLORES OLIVERIO, en LA VIRGEN DE LA TOSQUERA

¿Es la primera vez que trabajás con un guion de otro?

Sí. Nos juntamos y charlamos, nos pasamos música, conversamos y BENJAMÍN [NAISHTAT] escribió el guion, la primera versión. A partir de ahí, empezamos a trabajar en conjunto. Mi idea era tomar los cuentos de MARIANA ENRÍQUEZ, conversar con ella y que la película sucediera en el verano del 2002 para que el contexto de estos chicos fuera la crisis y la descomposición social del 2001. Mi intención, al haber leído muchísimo a ENRÍQUEZ, era poder transpolar su universo al mundo audiovisual. Me interesaba, puntualmente, poder capturar ese espíritu de “La Virgen de la Tosquera”, según mi manera de ver, pensándolos de una manera muy libre.

BENJA siempre escribió las versiones, diría que fijó las características fundamentales de Natalia, la protagonista; pero de una a otra versión, conversábamos mucho. Los dos tenemos la misma edad, transitamos juntos, no porque nos conociéramos, pero habíamos estado en los mismos lugares. Había una sinergia generacional, sin duda, y quizás también grupal y cultural entre nosotros. Así que nuestras vivencias también están en el guion. Creo que, en ese sentido, fue bastante sencillo, nunca lo sentí como algo ajeno.

¿MARIANA ENRÍQUEZ participó en el desarrollo?

No, apenas nos conocimos me dijo que no le interesaba vincularse, que no le interesaba escribir un guion tampoco. La transposición, no una adaptación, permitió mucha libertad para trabajar con los cuentos de MARIANA. Sus cuentos fueron una especie de materia prima para contar lo que nos sucedía a nosotros al leerlos. MARIANA leyó dos versiones del guion, creo que la tercera y la cuarta, y nos hizo una devolución muy extensa. Tuvimos una reunión con ella para tener una mirada sobre su participación y aporte, que incorporamos al guion. Nos dijo qué pensaba, las cosas que le gustaban y las cosas que no. BENJA sacó la cuarta versión y la quinta ya es la mía. Me la apropié totalmente para reescribir escenas, pensando tanto en la puesta de cámara, actores y demás. La verdad es que MARIANA tiene tanta cultura cinematográfica, además de cultura general, que le costaba muy poco hacer la devolución, entendía que era una obra cinematográfica. También me inspiré en ERNESTO SÁBATO con sus personajes oscuros y obsesivos y hay una pizca de Holden Caulfield en Natalia, esa angustia existencial y nihilismo arremolinados.

Antes de una escena

¿Cómo fue recrear todo ese universo?

Nunca me había pasado y nunca había transitado esta experiencia. Es muy lindo trabajar con un material audiovisual, teatral o el que sea, y en mi caso, audiovisual, en donde puede aparecer la propia experiencia como referencia. Para mí, fue hermoso, más allá de que fue una época muy difícil. Sobre eso habla la película, una descomposición social muy fuerte y muy inmediata, la situación de personas en un estado de tensión permanente y hay una suerte de contexto endemoniado, maldito.  Creo que es materia prima para hacer cine de género. Contar, en ese sentido, es muy catártico, porque es como si exorcizaras algo.

Es bastante cruel lo que le pasa a la protagonista, pero es muy lindo contarlo, porque es como volver a transitar una época de la vida y esa forma de vincularse, esa forma de vivir, como la de esos adolescentes callejeros que éramos, incluso fue divertido ocuparnos de encontrar el vestuario de esa época.

Casi te diría que había algo generacional en el equipo, porque todos tenemos más o menos la misma edad, con lo cual había un pasado compartido, lo que hacía el trabajo más colaborativo, donde un factor de exorcismo general nos permitía hablar de determinada manera y divertirnos, sin juzgarlo. En ese sentido, estuvo buenísimo. Que la propia experiencia sea la referencia es muy bueno y, sobre todo, es genial para dirigir actores.

¿Es el debut de DOLORES OLIVERIO, la actriz protagonista?

Dolores fue literalmente la última persona que vimos después de tres meses de casting. Era bailarina, no actriz, pero su físico lo decía todo, como alguien que había crecido demasiado rápido. Ella no estaba lista para un papel principal, así que ensayamos durante dos meses, pero su precisión y presencia resultaron perfectas. Queríamos autenticidad, así que el elenco pasó mucho tiempo junto antes de filmar. Desde el primer día, eran amigos de verdad. No se puede fingir esa química, porque somos desagradables con nuestros amigos, pero los amamos y estamos ahí para ellos. Eso es parte de la amistad.

En pleno rodaje, encuadrando un plano

Lo sobrenatural es clave para LOS QUE VUELVEN y en LA VIRGEN DE LA TOSQUERA, la brujería es parte de la historia…

Para mí, lo extraordinario se filtra por las grietas de la realidad. No es la clásica historia sobrenatural; se trata de la magia y las fuerzas extrañas que se entretejen con lo cotidiano. Cuando desarrollamos los poderes del personaje, me basé en la violencia cruda de 2001, esos momentos de ira colectiva que explotan y pueden cambiarte, pero nunca quisimos que la crisis estuviera en primer plano. Es más como un demonio de fondo, constante. Natalia se aferra a Diego, porque es lo único estable que conoce. La gente lo estaba perdiendo todo, y ese miedo a que la pobreza fuera contagiosa daba forma a su visión del mundo.

¿Algún paralelo entre el 2001 y el presente?

Vivimos una persecución ideológica. Las instituciones culturales están siendo atacadas; pintan a los cineastas como ladrones. Pero solo somos profesionales en activo, tratando de mantener viva una industria. A pesar de las dificultades, no nos detendremos. La coproducción con México y España salvaron esta película, y esa colaboración internacional nos mantendrá en marcha. Estamos organizados. Seguiremos haciendo películas. El cine tiene que ver con la memoria, la identidad y la resistencia, y ahora es más vital que nunca.

Por Rolando Gallego